Visitar Manzanares te permite viajar en el tiempo hasta la época medieval.
A continuación os mostramos algunos de sus principales atractivos turísticos.
Rutas
Si quieres planificar tu viaje antes de llegar a la ciudad, te ayudamos, paso a paso, a elaborar tu plan de viaje para que no te quedes sin descubrir ningún rincón de Manzanares.
La excelente situación de Manzanares, levantado en sus orígenes en un cruce de caminos, permite a los turistas desplazarse con facilidad hacia los distintos municipios de alrededor. Algunos de ellos, bien cerca del núcleo urbano o a varios kilómetros de él, cuentan con castillos o vestigios que reflejan lo que fue el medievo en la zona.
Así se puede establecer una ruta que, sin tener que desplazarse muchos kilómetros, permite al visitante contemplar las ruinas de algunas de las más importantes fortalezas de la zona entre los siglos IX y XVIII.
Comenzaremos por el Castillo de Manzanares, uno de los emblemas de Manzanares. Según la mayoría de las teorías, el castillo se construyó en torno a 1239. Las reformas de ampliación y mejora fueron continuas hasta el siglo XVIII, y durante la Guerra de la Independencia fue utilizado como cuartel general de las tropas francesas. A mediados del siglo XIX, comienza su deterioro, aunque la apuesta de un hostelero permitió restaurar algunas de sus partes y en la actualidad puede visitarse e, incluso, alojarse en él.
A escasos kilómetros podemos encontrar el Castillo de Doña Berenguela, madre de Fernando III el Santo y situado en Bolaños de Calatrava. También fue sede de la Orden de Calatrava, concretamente hasta el año 1544, momento en el que fue abandonado. Aunque había sufrido un gran deterioro, la excelente labor de restauración permite admirarlo en la actualidad en todo su esplendor.
Nuestro camino continúa al término municipal de Aldea del Rey, sobre lo más alto de un cerro casi piramidal en el paraje de “El Alacranejo”, se encuentran las ruinas del Sacro Convento de Calatrava la Nueva. En él se llegaron a alojar los Reyes Católicos o Carlos I, y fue sede de la Orden de Calatrava una vez que ésta abandonó el Castillo de Calatrava la Vieja por la insalubridad de sus aguas. La fortaleza se construyó junto a un paso natural hacia Andalucía y sobre la base del castillo de Dueñas. Aunque con el reinado de Alfonso XI la Orden de Calatrava se trasladó a Almagro, la sede oficial se mantuvo en el Sacro Convento desde 1217 hasta 1804.
La última escala, y la que nos supondrá un desplazamiento más largo, está situada a la orilla de las Lagunas de Ruidera. El Castillo de Peñarroya está junto al embalse del mismo nombre y su origen es musulmán. Sin embargo, en 1198 pasó a dominio cristiano tras la conquista llevada a cabo por el caballero Pérez de Sanabria. En la actualidad alberga el Santuario de la Virgen de Peñarroya, que data del siglo XVIII.
Ruta de los Parques de las Lagunas de Ruidera
La primera parada de la ruta puede realizarse en Las Lagunas de Ruidera, un complejo sistema lagunar compuesto por quince lagunas que fue declarado Parque Natural en 1979 por el gobierno de Castilla – La Mancha. Se encuentra a medio camino entre las provincias de Ciudad Real y Albacete, dentro de la zona conocida como Campo de Montiel.
Las lagunas están situadas longitudinalmente a lo largo del valle del río Pinilla o Guadiana Viejo, y están separadas y conectadas entre sí por barreras de formación tobácea que enlazan entre sí las lagunas a través de cascadas.
El parque cuenta con una gran riqueza biológica con una enorme diversidad de especies animales, entre las que destacan las aves acuáticas, y más de 800 especies botánicas. Durante la visita, y dentro de los límites del parque, nos podemos desplazar hasta el castillo de Peñarroya, hasta las ruinas del castillo de Rochafrida, hasta la cueva de Montesinos o hasta la casa del Rey.
Parque Nacional de las Tablas de Daimiel
El siguiente paso en la ruta de los parques es la visita a las Tablas de Daimiel. Se trata del Parque Nacional más pequeño de toda la geografía nacional, pero también del mayor masegar de todo el continente. Está ubicado en el centro de la provincia de Ciudad Real y lo constituyen las denominadas tablas fluviales. Se trata de unas formaciones hidrológicas que se producen por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Gigüela, que favorecidas por fenómenos de semiendorreísmo y por la escasez de pendiente en el terreno, acaban convirtiéndose en tablas fluviales.
Las Tablas de Daimiel se declararon Parque Nacional en el año 1973, Reserva de la Biosfera en 1981 y se incluyeron dentro del Convenio Ramsar en 1982. Tiene una extensión de 1928 hectáreas y en su interior, dependiendo de la época del año, pueden llegar a convivir más de 250 especies de aves acuáticas.
Parque Nacional de Cabañeros
Para finalizar la ruta, podemos desplazarnos hasta otro Parque Nacional. Cabañeros se encuentra situado entre las provincias de Ciudad Real y Toledo y es uno de los mejores ejemplos de bosque mediterráneo que hay en España. Cuenta con una gran diversidad de especies, ya que según los cálculos del propio parque, en sus más de 40.000 hectáreas están repartidas más de 300 especies animales. Las más destacadas son el águila imperial, el buitre negro y el ciervo, que durante la época de la berrea ofrece un espectáculo único.
Cabañeros fue declarado Parque Nacional en el año 1995 y su nombre procede de las antiguas chozas que tradicionalmente usaban los pastores y carboneros para refugiarse durante su jornada laboral. Y es que históricamente, las actividades que se han desarrollado en el entorno de Cabañeros han sido la extracción de carbón vegetal, el pastoreo y la agricultura de subsistencia.
El parque está flanqueado por dos afluentes del Guadiana, el Estena al oeste y el Bullaque al este, que son en parte responsables de la presencia de más de 1300 especies vegetales.
Para aquellos que deseen conocer lo más representativo del parque, hay preparadas distintas rutas senderistas, aunque dada su extensión, es aconsejable recorrerlo en vehículos 4x4.
La ruta da comienzo en el Centro Cultural Ciega de Manzanares. Esta céntrica y antigua casa solariega acoge en sus estancias las sedes de algunas asociaciones culturales de la localidad como Lazarillo TCE. En su corral se emplaza el cine de verano. Aunque es en su cueva, un aljibe que data del s. XIII, donde actualmente radica el mayor de sus encantos, el Museo Manuel Piña, establecido allí como parte del legado del desaparecido y genial diseñador de moda en su ciudad natal. La idea del museo se debe a los deseos del propio Manuel Piña, que no pudo completar el sueño de ver sus trajes y recuerdos recogidos en un espacio.
Esta colección se vio enriquecida gracias a las donaciones de su familia, sus amigos y algunos colaboradores, lo que permitió elaborar una muestra que sirve para conocer de primera mano cómo era la moda en los años ochenta y, sobre todo, el espíritu de ‘la movida madrileña’.
Otra de las casonas situadas en esta calle es la "Casa de Malpica ", la cual alberga el Museo del Queso Manchego, Archivo-Museo de Ignacio Sánchez Mejías y la Colección de Arte de Manzanares. Éste museo es único por sus características y temática. Se distribuye en dos áreas, la agropecuaria dedicada al Museo del Queso Manchego y, la residencial dedicada al Archivo-Museo de Ignacio Sánchez Mejías y la Colección de Arte. Esta última cuenta con una sala de exposiciones permanente compuesta por obras galardonadas en los Certámenes Nacionales de Pintura y Fotografía.
A continuación la ruta nos aproxima a uno de los edificios más emblemáticos de Manzanares: el Gran Teatro. Inició su andadura en 1911 con la representación de la opereta “El Conde de Luxemburgo”. Tras haber sido destruido, a mediados de la década de los noventa volvió a erigirse como el centro neurálgico de la cultura manzanareña y en 1995 el Gran Teatro reabrió sus puertas con la representación de la zarzuela “La Rosa del Azafrán”.
Para finalizar el recorrido desde la cultura a la ciencia, en el Parque del Polígono se encuentra el Paseo del Sistema Solar. Creación del científico manzanareño Julián Gómez-Cambronero, que estableció un modelo a escala del Sistema Solar. Gómez-Cambronero logró, con la colaboración del Ayuntamiento, las representaciones físicas del Sol, de los planetas que le rodean y de algunos elementos ‘cercanos’.
El Paseo del Sistema Solar tiene dos recorridos.
- Tramo 1: “Del Monumento del Sol hasta Plutón”: 390 metros y 12 paradas.
- Tramo 2: “Más allá de Plutón hasta la Pirámide Final”: 310 metros y 4 paradas.